Más Que Cole

Más Que Cole
C/ Jorge Guillén 18, 30007 Murcia - Tel. 968 90 84 22 - Email pedidos: masquecole.blog@gmail.com

sábado, 9 de mayo de 2020

Volvemos el 11 de mayo


"Más que Cole" vuelve a abrir sus puertas para atenderos con ilusión y ánimo de nuevo, cumpliendo siempre con las normas establecidas por las autoridades sanitarias.
El horario será de 10:00h. a 13:30h. y de 17h. a 20:00h.
¡Os esperamos!


miércoles, 25 de marzo de 2020

Todo saldrá bien









Desde "Más que cole" intentamos aportar nuestro granito de arena en estos momentos excepcionales proporcionando elástico para la tarea encomiable de estas mujeres.
Ánimo a tod@s.
Todo saldrá bien.

sábado, 29 de febrero de 2020

viernes, 6 de diciembre de 2019

De nuevo Navidad


De nuevo Navidad, un año más las luces, los árboles decorados de espumillón, los belenes y la ilusión en los ojos de los más pequeños.
En el aire se huele a castañas, el cielo se ilumina con el reflejo de miles de lucecitas de colores que alumbran las calles. Los niños sonríen ante la magia de estos días. 

Conforme crecemos dejamos de verlo de esta mágica manera y el estrés, las comidas copiosas y el ritmo acelerado de las fiestas nos impide disfrutar como antes, cuando creíamos en lo imposible y en que los sueños se podían realizar.
Ahora solo vemos la logística complicada de comer o cenar aquí o allí, de preparar elaborados menús y de comer y beber más de lo que nuestro cuerpo necesita y merece. Hemos perdido la esencia de la Navidad.

Deberíamos pararnos y simplemente contemplar a los peques que hacen que todo sea sencillo, sincero e inocente y... aprender.
Mirar más allá de lo superfluo y soñar, ilusionarnos porque somos capaces de pensar que algo maravilloso está a punto de llegar.
Sonreír simplemente porque somos felices sin necesidad de forzar risas y afectos.
Abrazar porque estamos contentos y nos apetece demostrar nuestra alegría y nuestro amor.
Llorar, si lo necesitamos, porque queremos algo que ya no está o que no tendremos o que quisiéramos recuperar cuando lo hemos perdido, sin pudor, solo demostrando que estamos tristes porque algo maravilloso pasó por nuestras vidas y ya no volverá.
Acostarnos con miles de sueños que queremos que se hagan realidad.
Y creer que si deseamos algo con todas nuestras fuerzas llegará.
Mirad con lucecitas en los ojos porque nos ilusiona algo.
Ver el lado bueno de las cosas.
Emocionarse.
Cantar.
Sonreír.
Decir "te quiero".
Besar.
Bailar al oír un villancico.
Volver a sentirse capaz de todo, ser un héroe o una princesa.
Y ser feliz aunque la vida no sea fácil ni sencilla porque somos conscientes que vivir es el mejor regalo de Navidad.

Desde "Más que cole" os deseamos todo esto y mucho más,
Os vamos a ayudar a tener bonitos detalles con vuestras personas queridas porque lo hemos preparado todo con mucho mimo y cariño para que podáis encontrar eso que buscáis para decir "eres un tesoro en mi vida".

Pasad a vernos para que podamos deciros, de corazón, FELIZ NAVIDAD.

Como siempre, os esperamos.








miércoles, 6 de noviembre de 2019

Noviembre es de estío la puerta del frío


Nos encontramos ya sumergidos en el mes de noviembre. Normalmente este mes lo relacionamos con las castañas, las hojas marrones cayendo de los árboles, los días más cortos y la sensación de que el invierno llama imperiosamente a la puerta y que el sol se vuelve más tímido y esquivo. 
Aunque este año tarda más de la cuenta en hacerse notar el frío es inevitable que llegue, que empecemos a cubrirnos y abrigarnos y que los colores pierdan su brillo dejando paso a gamas más sobrias.

Pero noviembre, ese mes a caballo entre los últimos vestigios de calor y el frío invernal, tiene su propia personalidad. 
Por ejemplo, ¿sabías que en Japón y algunos países de Oriente se le llama el "Mes de la Calidad" y de acuerdo con una tradición, la piedra de noviembre es el citrino y el topacio,  y su flor, el crisantemo?

Entre los países que tienen grandes fiestas en este mes destaca México. El primero de Noviembre es  el "Día de todos los muertos", una festividad que los mexicanos la festejan con alegría y es el momento en donde los vivos recuerdan a los que han fallecido. 

Es el mes de la "Semana de los  Piratas" en las Islas Caimán. La fiesta evoca con sus bailes y disfraces,  a los tiempos en los que los piratas tenían su escondite en este paradisíaco lugar, con invasión pirata llegada desde el mar incluido a bordo de dos galeones antiguos, cuyos tripulantes capturan al Gobernador, y esconde el tesoro en la isla.

El 19 de este mes es el "Día internacional del hombre" que, aunque pocos lo saben, también existe.

En noviembre también en la pequeña ciudad de Mirano, ubicada a pocos kilómetros de Venecia, se lleva a cabo una manifestación popular bastante divertida y pintoresca el  "Juego de la Oca" que se juega en la plaza central de la ciudad. Las 63 casillas (de largo 2 metros y de alto 80 centímetros) recorren el óvalo central, llegando a medir el tablero 130 metros de longitud. Estas casillas representan lugares característicos y costumbres de la tradición popular de la ciudad.
Toda la manifestación se ambienta en el pasado, reconstruyendo una fiesta de campo con los trajes y las escenografías relativas a la Italia de un siglo atrás.

Y más cosas aún tiene este mes. Se conmemoran dos fechas importantes: el 9 la caída del muro de Berlín y el 11 la firma de la armisticio que puso fin a la Primera Guerra Mundial.

Como veis es un lleno de vida y color a pesar de que cuando pensamos en él evocamos todo lo contrario, así que en "Más que Cole" nos hemos propuesto cambiar esto y llenar nuestra tienda de variedad, alegría y colorido.

¿Qué no te lo crees? Pasa a vernos y te lo demostramos.

Como muestra un botón. 😉






domingo, 20 de octubre de 2019

La integridad ( y la ilusión) viste uniforme





Una vez más quiero aprovechar la posibilidad que me ofrece este blog para hablaros de algo muy mio. 
Hoy quiero, tengo que hablar de ellos, de mis chicos, de mis hombres, de mis muchachos (y también de las increíbles mujeres, aunque solo tuve el honor de conocer a un par de ellas) de la UIP.

Se, que esto que voy a escribir no se hará viral ni correrá por las redes como la pólvora (ojalá fuera así por ellos, se lo merecen) pero no soy una influencer que hable del último modelo de pantalón que hace tipazo ni comparto la última moda entre los jóvenes que es ya tendencia, no, no soy nada de eso, solo soy una mujer entre miles que hace lo único que puede, que sabe hacer, para rendirles un merecido homenaje.

Esta semana toda España ha estado pendiente de Cataluña, sí, así con "ñ" porque su Catalunya no la tiene, con lo bonita y espaÑola que es esta letra (quizás ahí está el problema), que la contienen palabras como "añorar, cariño, acompañar, soñar, enseñar, extrañar, niñez" y que un rebaÑo de salvajes solo la han utilizado para hacernos evocar otras como "daño, leña, puño, añicos, cañero o saña". Mi intención no es hablar de independentismos ni nacionalismos, de eso ya se ocupan otros hasta la saciedad (y lo que te rondaré morena), ni siquiera de ese campo de batalla en que se han convertido las ciudades catalanas, especialmente Barcelona, durante está larguísima semana. 
Mi intención, mi único objetivo, con este texto es hablar de esos seres humanos que hemos visto, desgraciadamente hasta la saciedad, en las imágenes de estos días. Esos que visten de oscuro, pertrechados con casco, escudo y armas de disuasión. Esos que habitan bajo un uniforme y un chaleco anti traumas. Esos que forman la Unidad de Intervención Policial.

Los que me conocéis sabéis la adoración que siento por esta Unidad y ¿por qué? Os lo explico.
Durante meses trabajé para ellos, era camarera de piso en el hotel donde se hospedaban durante su servicio en las vías de Murcia. Hasta entonces poco o nada sabía de la UIP, no conocía su cometido exacto ni cuales eran sus competencias, ni siquiera sabía lo que significaban esas siglas.
Ahora se mucho sobre ellos, lo aprendí durante días y días de convivencia y conversaciones en donde se fue trabando una sincera amistad que sigo manteniendo a día de hoy con alguno de ellos a pesar de la distancia.

Ahora se que se tienen que mover donde sea, el tiempo que sea y hacer planes es una utopía para ellos.

Ahora se que se levantan siempre cargados de pilas y con una sonrisa y unos buenos días en la boca aunque el día ofrezca negros nubarrones.

Ahora se lo mucho que extrañan a sus familias cuando están lejos durante días y lo sé porque los veía cada mañana móvil en mano, cayendoseles  la baba, hablando con sus peques antes de ir al cole porque necesitan ver todos los días sus caritas y escuchar sus hablares balbuceantes. 

Ahora se que el día antes de regresar a casa es fiesta nacional para ellos. Sus habitaciones están llenas de regalos y sus caras irradian felicidad.

Ahora se que malcomen porque las dietas no dan para mucho y que muchos estómagos están tocados de comer tantos días fuera de casa y conformarse con picar algo en la habitación del hotel.

Ahora se que hacen de una habitación de escasos metros un hogar, donde conviven con un compañero adaptándose, amoldándose y respetando el uno el espacio del otro, renunciando a ratos de soledad y egoísmos. Compartir y tolerar, ese es su secreto.

Ahora se que son cariñosos "a capazos" (como se dice en mi tierra) y lo sé porque cuando llegaban de trabajar, por muy difícil y cansado que hubiera sido el día, me sonreían, preguntaba como me había ido el día y me daban un abrazo para agradecer mi trabajo como si este fuera el más importante del mundo, como si hubiera estado dirigiendo los destinos de un país en lugar de haber estado cambiando sábanas, limpiando baños y fregando suelos.

Ahora se que estaba perdida cuando los conocí, que sí, que también habían disturbios en mi interior que ellos, como hacen siempre, como han hecho ahora, apaciguaron haciéndome sentir valiosa y querida y apartando de mi vida la falta de autoestima.

Ahora se que iban y venían, remplazando un grupo a otro, y que cada vez que se alejaban me dejaban el alma partida y que cuando regresaban el sol brillaba más. Que me convirtieron en mejor persona, más alegre, más servicial, más valiente y por eso los quiero, por todo lo que cambiaron en mí a base de sonrisas y tiempo para escuchar lo que les contaba, por muy insignificante o tontorrón que fuera.

Ahora se que me robaron el corazón cuando esos hombres duros, que habéis visto aguantando insultos, pedradas, golpes, porque su trabajo es ese y lo cumplen con extremada profesionalidad, me hicieron un pasillo y entre aplausos me agradecieron los pequeños detalles que había tenido con ellos. ¡A mi, qué no soy nada! pero que me convirtieron en reina con su cariño.

Por eso estos días mi corazón está sufriendo. Esos hombres que veis en la tele tienen nombre y apellido y yo conozco a alguno de ellos.
Hablo con ellos a diario, me dicen que están bien, muy cansados, faltos de sueño y contusionados pero que están donde deben estar y que hacen su trabajo con entereza y sin desfallecer. 

Cada piedra que les tiran me duele a mi. Debajo de esos uniformes puede estar mi "chico cantarín" que alegraba el pasillo con sus cánticos y su eterna sonrisa. O mis malagueños con sus bicis y su alegría contagiosa. O el papá de la pequeña y adorable Isabella, que me saludaba a través de la pantalla del móvil de su papi,  o de Indira, o de Marco, o de Korina. O mi "no tan chico" escritor talentoso y una de las personas más entrañables que conozco. O mis chicos que dedicaron un ratito a enseñarle su furgoneta a mi sobrino Pablete con un cariño y una delicadeza increíbles. O mi albaceteño con sus tomates debajo del brazo para comer, o mi chico que preparaba el desayuno calentando avena con vainilla e inundaba el hotel de olor a hogar, o ...habría tanto que contar.

La madrugada del sábado a eso de las 4, cuando por fin pudieron irse a echarse un rato al hotel, recibí un whatsapp de uno de ellos diciéndome que habían herido a los dos compañeros que tenía a su lado en uno de los muchísimos y deplorables altercados de Barcelona, uno de ellos estaba muy grave. Mi "chico de los patines", el chico más bueno y atento que he conocido, aquel que una mañana se disculpaba apurado porque había tirado agua con limón y no sabía si me iba a costar quitar la mancha del suelo, un amigo ante todo que conservo como un tesoro y que había sido apedreado como un perro. Lloré de rabia, de impotencia. Lloré por alguien a quien quiero mucho. 

Porque no se trata de convertirlos en héroes, se trata de humanizarlos. De verlos como personas de carne y hueso que sufren si se les insulta, que les duele si se les maltrata y que a pesar de todo ahí están, los primeros, inquebrantables, sólidos como una roca que protegen a los más indefensos del temporal. Ellos que han bajado a los infiernos de la mezquindad y la ruindad humana y que aún así creen en las personas y que estas merecen ser cuidadas y protegidas. Esa es su grandeza, su espíritu admirable de servicio.

Hace un par de días uno de ellos me decía que mucho peor que lo que estaban pasando hubiera sido no estar ahí cuando se les necesitaba. Os entiendo. Yo, desde mi insignificancia, me siento inútil por no estar ahí con vosotros dejando chuches sobre la almohadas para endulzaros el día. O alguna toalla  de más por si la necesitarais. O dejando cajas de klinex para aliviar los constipados, o poner mandarinas para que toméis vitamina C, o una silla de respaldo alto para que no duela la espalda, o buscar almohadas bajas, altas e intermedias para que descanséis mejor... o dejaros cartas en los casilleros de las llaves para recordaros que sois increíbles y que no os olvido.

Os transcribo un trocito del libro que escribí por ellos y para ellos. Es lo que siento. Estos son los hombres de la UIP:

"Me quedo con todos, todos distintos, todos únicos, todos especiales. Mil vidas que viviera, mil veces que los buscaría para recibir un nuevo abrazo, otro beso de buenos días, escuchar una nueva vez ese «bella» o sentir que la vida se ilumina con sus sonrisas. Me han devuelto la fe en la humanidad, la fe de que puede haber gente buena, generosa con sus sentimientos, gente con alma aunque el corazón esté encallecido por haber contemplado la cara más dura y dolorosa de la vida, gente que acepta las limitaciones, los errores de los demás sin juzgar, gente que perdona las críticas, por mucho que duelan, las olvida y siga adelante porque confían y creen en lo que hacen Esos son mis polis, los amores de mi vida"
                                                                           
                                                                                                  (Fragmento de "La ilusión viste uniforme")


Nota: La foto que acompaña al texto la hice en una de las habitaciones y tiene una anécdota divertida detrás, os la contaré otro día. Mi cuento preferido desde niña es "La Bella durmiente", yo siempre he querido ser la princesa Aurora pero ahora desearía ser el hada Primavera (aunque sea bajita y regordeta) para darles a mis chicos "el escudo de la verdad" que convierta las piedras en pétalos de flores. 😉

sábado, 21 de septiembre de 2019

Kaprichos de mamá


Hoy queremos presentaros la nueva colección otoño/invierno de collares realizados por "kaprichos de mamá".
Están realizados con fieltros, botones, pequeñas piezas de pedrería, lazos. y telas, todo materiales versátiles, coloridos y muy combinables.
Son piezas únicas ya que no están realizadas en serie, sino artesanalmente y sin repetir ningún modelo. Así que si compras uno, te llevas algo exclusivo.
Están pensados para llevar con camisetas básicas y darles color y originalidad. Haz la prueba, por ejemplo, con una camiseta negra y veras que resultado más bonito y llamativo. Te encantaran y con solo el detalle del collar tu vestimenta cambiara completamente.
La próxima vez que vayas por "Más que Cole" échales un vistazo y verás como no te resistes.
Como siempre, os esperamos.